Un 29 de marzo de 1990 se emitía por primera vez en la MTV el videoclip de Vogue. El video fue dirigido por David Fincher, hoy aclamado director de películas como «La red social», pero por aquel entonces todavía no había estrenado ninguna película.
El video sin duda contribuyó a que la canción fuera el mayor éxito del verano de 1990. En los casi cinco minutos de duración del video, mostraba un universo en blanco y negro al que se accedía a través de los cuadros Art Decó de Tamara de Lempicka. Hacer un video sin color era una apuesta arriesgada pero lo emparentaba directamente con el Hollywood clásico que la letra de la canción reverenciaba.
Madonna se inspiró en el vogueing, un tipo de baile moderno que vio gracias al documental ‘Paris Is Burning’ (Jennie Livingston, 1990). De esta manera se adentraba de lleno en la comunidad LGBT, de la que llegó a ser todo un referente. Los bailarines que salen en el video ejecutando el baile fueron seleccionados tras un largo proceso de casting en Los Angeles. En el documental Strike a Pose se puede ver el proceso de selección para acompañar a la estrella en el Blond Ambition Tour que siguió a la publicación del video y que sirvió para promocionar tanto I’m Breathless como Like a Prayer, lanzado un año antes.
Muchas de las escenas del video son recreaciones de fotografías de Horst P. Horst, aunque éste no había dado su consentimiento para su uso. Otra controversia fue la blusa transparente que Madonna vestía en algunos momentos. La provocación ha sido uno de los puntos en los que la Ciccone ha cimentado su carrera.
Para celebrar los 30 años del lanzamiento de la canción, Madonna publicó a través de su cuenta de Instagram un pequeño video. Totalmente desprovisto de glamour todo hay que decirlo. Además, la artista cambia parte de la letra para adaptarla a los momentos de cuarentena, que sin duda en su mansión se deben de pasar bastante mejor que en la de la mayoría de sus fans.
