Una de las portadas más célebres de la historia del rock cumplió el pasado 4 de Junio de 2019 su treinta y cinco aniversario.
La portada forma hoy parte de los fondos del Arquitectura y Diseño del MoMA de Nueva York. Un gran trabajo de dirección de arte que lleva la firma de Andrea Klein y la fotógrafa Annie Leibovitz.
No es que Bruce Springsteen (Nueva Jersey, 1949) fuera un advenedizo allá por el primer lustro de los ochenta. De hecho, había entregado ya obras indiscutibles como Born to run (1975), Darkness on the edge of town (1978) y The River (1980). Pero aún así sorprende que eligiera salir mostrando el trasero y no la cara en primer plano. Es lógico que en su momento tuviera dudas de si esta era la imagen correcta con la que presentarse ante su público. Jon Landau, manager de Springsteen, sugirió una simple bandera americana a la manera de las realizadas por el pionero del Pop Art, Jasper Johns, pero finalmente la idea se descartó.
Springsteen había comprado una bandera enorme de Estados Unidos y empezaron las sesiones de fotos. De entre las muchas que Leibovitz había desechado, había una que le encantó a Bruce. La que mostraba su trasero con la gorra roja de beisbol en el bolsillo. Algunos pensaron a posteriori que se estaba meando en la bandera de Estados Unidos. También muchos han pensado erróneamente que el disco es demasiado pro-America. Lo cierto es que a pesar de la bandera, la canción que da título al disco es una crítica hacia la guerra del Vietnam y sus consecuencias. Basada en el libro ‘Nacido el 4 de julio’ escrito por el veterano de la Guerra de Vietnam Ron Kovic y que posteriormente llevó al cine Oliver Stone.
Un éxito a escala mundial
Sin duda la portada ayudó a que el disco fuera un superventas. A partir de entonces el Boss pasó a jugar en las grandes ligas, las de Madonna, Prince o Michael Jackson, que eran los que arrasaban en 1984. Claro esta que las canciones también hicieron su papel, y es que además de la que da título al disco, había temazos como Dancing in the Dark o Glory Days. “El álbum más exitoso de mi carrera. Cambió mi vida, me aportó mi público más numeroso, me obligó a pensar muy en serio en el modo en que presentaba mi música y me situó fugazmente en el centro del universo pop”, rememora Springsteen en sus memorias publicadas en 2016.
La gira que siguió al lanzamiento del disco fue la primera en la que tocaba en grandes estadios. Mientras la MTV, que por entonces era el canal musical de referencia, ponía día y noche el videoclip de Dancing in the Dark, dirigido por Brian de Palma y en el que aparecía una entonces desconocida Courtney Cox. Lo demás es leyenda.