Quizás no te suene mucho su nombre, sin embargo, Aldridge fue uno los artistas más destacados de la psicodelia británica. Fallecido en 2017 dejó un legado a lo largo de imaginería pop a lo largo de las décadas de los años sesenta y setenta.
Comenzó su carrera como ilustrador para The Sunday Times Magazine después de dejar la escuela con tan solo catorce años. Realizó portadas de libros para Penguin Books, entre ellos dos libros de John Lennon. Su primer trabajo importante para la escena del llamado swinging London fue la portada del disco A Quick One, la pequeña opereta de The Who publicada en 1966. La ilustración muestra a los cuatro miembros del grupo, de cuyos instrumentos surgen algunos de los títulos de las canciones de forma serpenteante. Fue un gran logro inicial que le valió una nominación a los Grammy.
También durante esta época realizó el poster para la película de Andy Warhol, Chelsea Girls, en el que figuraba la modelo de dieciséis años Clare Shenstone desnuda, lo que casi le cuesta ser arrestado por pornografía. En 1968, formó su propia estudio de diseño, INK, y sus primeros clientes fueron tanto Apple Corps como The Beatles. Uno de sus trabajos más recordados para el cuarteto fue su participación en el libro The Beatles Illustrated Lyrics, en el que en colaboración con otros ilustradores y fotógrafos interpretó visualmente las letras de canciones de los Beatles como Revolution, All you need is love o Nowhere man. El propio John Lennon dijo de él que era el “Maestro Real de la Imagen de Sus Majestades Los Beatles”
Ya adentrado en la década de los setenta, Aldridge continúo trabajando con artistas como Roger Glover o Elton John para quién diseñó la portada del disco Captain Fantastic and the Brown Dirt Cowboy en 1975. La ilustración mostraba al cantante y su piano rodeado de una pléyade de extraordinarias criaturas basadas en parte en el cuadro de El Bosco, El jardín de las delicias. Con este trabajo consiguió su segunda nominación al Grammy de mejor portada. El mismo Elton confesó que era una de sus portadas preferidas.
Posteriormente se trasladó a Los Ángeles donde trabajó como director creativo para la House of Blues y el Hard Rock Café, compañía esta última para la que diseñó el famoso logo.
Aunque su trabajo más reconocido fue en las décadas de los sesenta y setenta, continúo trabajando hasta los últimos años de su vida, realizando portadas para grupos Tears For Fears para los que diseñó la portada de su sexto álbum de estudio, Everybody loves a happy ending.
