Si te paseabas por Haight-Ashbury en San Francisco a finales de los años sesenta, podías asistir a un universo de colores que impregnaban las calles. La llamada psicodelia se representó tanto en camisetas y portadas de discos, como en carteles. La proliferación de festivales y conciertos al aire libre dió lugar a la necesidad de la promoción de los mismos, así varios artistas encontraron muchos encargos durante esta época.
Uno de los primeros promotores que mejor supo ver la importancia de un buen cartel fue Bill Graham, quien al frente del Filmore Auditorium contrató los servicios de un joven artista llamado Wes Wilson. Entre 1966 y 1968, Wilson realizó 56 posters para Graham en tan sólo 14 meses. Fuera quien fuera el artista que actuaba cada semana, desde Muddy Waters hasta Santana pasando por Otis Reading, todos acabaron con sus nombres bañados en olas de ácido. Wes Wilson fue el verdadero innovador del estilo psicodélico y creó muchas de las imágenes más potentes de la época. Su cartel para The Association está considerado como el primer cartel verdaderamente psicodélico. Desgraciadamente su relación con Graham terminó de forma poco amistosa al entender que el promotor no había mantenido su acuerdo monetario en cuanto a los derechos de reproducción.
Vistos desde la perspectiva de hoy en día, muchos de estos carteles pueden resultar ilegibles. Sin embargo representan muy bien la época y la cultura hippie en la que fueron creados. De forma bastante evidente, se observa en ellos una gran influencia de las curvas fluidas y sinuosas del Art Noveau, pero también de la vibración de colores del Op Art. Aunque si hay que encontrar un antecedente tipográfico, lo encontraríamos en el diseño de Charles Front para la portada de Rubber Soul (1965) de The Beatles. Precisamente en 1966, Wilson realizó el cartel para el último concierto de los de Liverpool en los Estados Unidos.
Junto a Wilson, otros miembros destacados de este efímero movimiento fueron Kelly/Mouse Studios y Victor Moscoso. Éste último, nacido en Galicia, era el único que tenía formación artística. Moscoso estudió en la Universidad de Yale donde tuvo profesores de la talla de Josef Albers. Fue además, uno de los primeros en usar el collage fotográfico. Moscoso trabajó principalmente para los conciertos en Avalon Ballroom.
Tampoco la música de Grateful Dead probablemente sería la misma si no hubiese contado con los diseños de Rick Griffin. Procedente de la contracultura que supuso el cómic underground, Griffin aterrizó en San Francisco después de ver los posters que ya estaban creando artistas como Mouse o Alton Kelley. A mediados de los sesenta, Griffin participó en las pruebas de ácido que por aquel entonces realizaba Ken Kesey, y de alguna forma debió de influir en su posterior desarrollo creativo.
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