Crear una marca y combinarla de mil maneras en sus portadas para que se acabe convirtiendo en un sello de identidad, eso es lo que logró la banda Chicago con su logotipo.
Chicago es una de las bandas más representativas de lo que se conoce como Big Bands de Rock. Se fundó en 1967 en la ciudad de su mismo nombre. Durante los primeros años de existencia de la banda, su nombre completo era «Chicago Transit Authority», pero debieron recortar el nombre por problemas jurídicos con la autoridad de transporte público de la ciudad. A pesar de los diferentes cambios que ha sufrido la banda a lo largo de su historia, hay algo que se ha mantenido más o menos estable en todos sus discos, su logotipo.
La dirección artística tanto de las portadas del grupo como de su logotipo es obra de John Berg, quien trabajó para Columbia Records durante veinticuatro años. Allí realizó portadas para artistas tan diversos como Bob Dylan o Santana.
El logotipo original de Chicago fue diseñado por Nick Fasciano, siguiendo las indicaciones de Berg que quería que recordara de alguna forma al de Coca-Cola. El logotipo, que siempre ha tenido el mismo tamaño y la misma posición en cada una de las portadas del grupo en la que participó Berg, resultó ser sin embargo muy dinámico y mutable. Aunque en el primer disco de la banda, cuando todavía se llamaban «Chicago Transit Authority», ya aparecía de alguna manera el logo, no es hasta el segundo disco donde se muestra con la forma que todo el mundo recuerda.
A partir de aquí, el logotipo se fue adaptando a todo tipo de formas, en Chicago III (1971) era parte de una bandera estadounidense hecha jirones, grabado en madera en Chicago V (1972) o una pintura a medio construir para Chicago IX (1975).
El reconocimiento a un trabajo que casi se puede considerar como un todo fue el Grammy obtenido en 1976 a la mejor portada para un disco para Chicago X. Aquí portada y contraportada se transformaban en una tableta de chocolate a medio abrir.
Cuando la banda rompió su relación con su manager y productor James Guercio, también propició cambios en el diseño de las portadas. El director de arte Tony Lane, del departamento artístico que Columbia tenía en Los Ángeles, comenzó a hacerse cargo de las portadas para la costa oeste. En Hot Streets (1978) o Chicago XII sustituyó el logo por una fotografía del grupo por primera vez en su historia, una portada horrorosa que fue mal recibida por los fans de la banda. En el siguiente disco, Chicago XIII (1979), volvió a usar el logotipo, pero no debió percatarse que en los anteriores diseños siempre aparecía en la misma posición y tamaño. Situó el logotipo en lo alto de un edificio de oficinas, dandole incluso perspectiva.
Para Chicago XIV (1980), John Berg retomó el diseño donde lo había dejado transformando el famoso logo en una huella. Pero fue un pequeño oasis en medio de un desierto, pues para Chicago XVI (1982) la cosa volvió a empeorar. Y así con continuos vaivenes ha continuado la cosa, triste final para un diseño con tantos galones.