The Beatles: Get Back

Get Back, la inmersión en el final de los Beatles

Ver las cerca de 8 horas del documental ‘The Beatles: Get Back’ supone toda una experiencia de inmersión en un momento decisivo de la historia del grupo más famoso del mundo. 

Uno de las fantasías recurrentes en la ciencia ficción es la de los viajes en el tiempo. Poder viajar a una época anterior y poder ver en persona los acontecimientos que allí sucedieron. En ese sentido, el documental The Beatles: Get Back estrenado en Disney+ es lo más parecido que podemos encontrar a ver de cerca un acontecimiento histórico, en este caso, los últimos días de la banda más famosa de la historia. 

El director Peter Jackson y su equipo tuvieron acceso a cientos de horas descartadas de la película Let it be estrenada en 1970.  Aunque en un principio se pensó en estrenarlo como una película de dos horas y media, finalmente, debido a la pandemia, se ha estrenado una versión mucho más larga. Se podría decir que su estructura es la de todo relato clásico, introducción, nudo y desenlace. Así en el primer capítulo asistimos a los ensayos en los fríos estudios de Ticketham. para una hipotética actuación para un programa de televisión que nunca se llega a producir. Se barajan escenarios en el extranjero que luego acaban siendo desechados, pues a estas alturas a ninguno le apetece viajar tan lejos con sus compañeros.

 

Una de las cosas que más sorprende al ver el documental es como cocinan clásicos como Get Back, que McCartney se saca prácticamente de la nada. Al tiempo que nadie parece inmutarse al escuchar a este cantarla por primera vez. De la misma forma que nadie dice nada cuando Lennon presenta Across the Universe casi terminada en una grabadora casera. Quizás no son conscientes de la dimensión que muchas de estas canciones adquirirían posteriormente. 

En gran parte del metraje apenas ocurre nada, porque tal como mostraba la extraordinaria Elephant de Gus Van Sant, en la vida hay muchos más momentos anodinos que extraordinarios. Y es que es necesario ser muy fan para aguantar muchas horas de conversaciones banales. El segundo capítulo tiene un poco más de ritmo, gracias sobre todo al empuje de McCartney quien se erige en verdadero líder, mientras sus compañeros se muestran bastante pasivos durante gran parte del tiempo. Sobretodo Harrison, cuyas composiciones son ignoradas, incluso cuando presenta temazos como All thing must pass. Así aún a pesar de que en general el tono es más amable que en el film original, se siguen evidenciando la distancia entre cada uno de ellos, por mucho que McCartney lleve años intentando reescribir el pasado. 

 

 

Cuando andan justos de material, se sacan un de la manga una sorprendente cantidad de composiciones inéditas de sus primeros años. «Tenemos muchas de esa época. Tenemos ahí como cien canciones que nunca nos planteamos, porque eran todas muy poco sofisticadas» dice McCartney en el documental. Y empieza a cantar algunas estrofas de Just Fun. Cuando terminan dice: «Creo que esa nunca llegó a funcionar». En otras ocaciones versionean canciones ajenas, Don’t Be Cruel, Going Up The Country, Green Onions o I Shall Be Released suenan entre otras muchas en pequeños fragmentos.

La serie documental también desmiente algunos mitos sobre el final de la banda. No se ve en ningún momento que la presencia de Yoko Ono moleste a los miembros del grupo. Se podría decir que prácticamente pasa desapercibida, salvo en algún momento puntual en el que improvisan con ella de forma natural. 

El último capítulo se centra en el esperado concierto en la azotea, que se muestra integro. Es el climax al que se llega después de muchas horas de desechar canciones y con la frustración de no poder dar ese gran concierto del que se habla a lo largo de la cinta pero que nunca se llega a materializar. 

The Beatles: Get Back

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