Puede que el día que compraste The Joshua Tree, te llamaron la atención las fotografías en blanco y negro de aspecto sombrío de Bono y compañía. Esas fotos en el desierto de Death Valley que ayudaron a cimentar la imagen del grupo irlandés eran obra del fotógrafo holandés Anton Corbijn.
Ahora el Bucerius Kunt Forum de Hamburgo le dedica una retrospectiva, Anton Corbijn: The Living and the Dead. Entre las más de 120 fotografías que cuelgan en las paredes de la muestra se encuentra parte de la historia de la música de las décadas de los 80 y los 90. Desde siempre influenciado por su padre en la fotografía, realizó su primer trabajo en un concierto en los años 70. Gracias a esa gran experiencia viajó a Londres y comenzó a relacionarse con renombradas bandas de rock. Quizás fue con Joy Division, la banda de Manchester con los que empezó a alcanzar cierta notoriedad. Tras el suicidio de Ian Curtis filmó uno de los videoclips más oscuros que se recuerdan, Atmosphere. Precisamente sobre la vida del líder del grupo se basaba su primera película, Control, estrenada en 2007 y que le valió el premio al Mejor Director en Cannes.
Por esa época comienza también a colaborar en revistas como Rolling Stone o Vogue. También empieza su relación profesional con uno de sus grupos fetiche, Despeche Mode, a los que ayuda a moldear su look cercano a lo gótico. Con ellos colaboró en 12 videoclips, con joyas como Personal Jesus, encargándose a la vez de la puesta en escena de las giras mundiales de la banda o diseñando las portadas de algunos de sus discos.
Otro grupo que también le debe mucho al holandés es U2. Su colaboración se remonta a los tiempos de October, haya por 1982, cuando la banda irlandesa todavía no era el revienta estadios que es hoy en día. Su simbiosis con el grupo es tal que incluso en la época más experimental del grupo, la que empieza con Achtung Baby, sus fotografías se volvieron también más coloristas y vanguardistas que las del principio. Para este disco también dirigió el video de One. En el año 2005 presentó el libro U2 & I, The Photographs 1982–2004, un recorrido por su trabajado relacionado con U2.
Corbijn lo mismo retrata a Mick Jagger con los labios pintados y joyas, ataviado de mujer, que a Luciano Pavarotti con la melena en desorden y la mirada hipnótica. Por su cámara también han pasado totems como David Bowie o Peter Gabriel, y más recientemente Acarde Fire o Björk. El fotógrafo hijo de un predicador se resiste a pasarse al digital y continúa trabajando en analógico a sus 63 años. También suele viajar con un único asistente, nada de grandes puestas en escena, algo que le ha llevado a algún enfrentamiento con Bono, que siempre piensa más a lo grande. Sin embargo, el uso del blanco y negro no fue una decisión meditada, más bien se debió a la escasez de recursos de sus inicios.
Últimamente parece más centrado en su faceta como director de cine. Su última película, Life de 2015, es un homenaje a la realización de una de las fotografías más famosas de la historia, la que Dennis Stock realizó para James Dean. Lo que esta claro es que no le gustan las etiquetas, y mucho menos la que lo relaciona exclusivamente como fotógrafo de rock.