Salvador Dalí, el genio surrealista, en principio no tiene ninguna conexión con la banda británica Pink Floyd. Sin embargo existe un extraña sincronía con The Dark Side of the Moon.
Cuenta la leyenda que si se escucha el disco The Dark Side of the Moon de 1972 al mismo tiempo que se ve la película El mago de Oz, estrenada en 1939, existe una sincronización casi perfecta. Esta experiencia se conoce como «The Dark Side of the Rainbow», en referencia a la canción más famosa de la película, «Somewhere over the Rainbow».
Aparentemente, la película y el disco son dos obras que nada tienen que ver la una con la otra. Pero si se quiere probar el experimento es necesario hacerse con una versión en CD del disco (con el vinilo no funciona) y reproducirlo dos veces, pues la película tiene mayor duración. Existen más de cien coincidencias aunque no todas son tan claras. Incluso la portada parece homenajear la famosa canción del arcoíris con su prisma por el que pasa la luz blanca. Los miembros de la banda siempre han negado que esta conexión fuera intencionada.
Desde que dicha casualidad fue descubierta, se ha intentado saber si The Dark Side of the Moon funciona de manera similar con otras películas o creaciones visuales de otro tipo. Sin duda una de las más curiosas es la que relaciona el disco de Pink Floyd con un corto de animación llamado «Destino». Este corto animado fue una colaboración entre Salvador Dalí y Walt Disney iniciado en 1945 pero que nunca llegaron a terminar. Durante años, los bocetos que realizó Dalí (junto con John Hench) permanecieron enlatados, hasta que en 1999 Roy E. Disney, sobrino de Walt, los encontró y consideró necesario completar el cortometraje. En el 2003, Destino fue presentada finalmente en diversos festivales cinematográficos, con relativo éxito. El corto esta plagado de imágenes recurrentes de la iconografía daliniana: panes, hormigas, dobles imágenes…
Pues bien, si se coge la canción «Time «, una de las más emblemáticas del álbum de Floyd, se descubrirá un hecho asombroso, ambas piezas encajan como anillo al dedo. Tiempo y destino unidos. Nuevamente no parece que los miembros de Pink Floyd estuvieran pensando en Dalí cuando compusieron esta pieza, pero la coincidencia es cuanto menos curiosa.